LA LIBERACION DE LOS ANIMALES POR FRANCISCO ARIAS SOLIS
LA LIBERACION DE LOS ANIMALES
“El perro me pregunta y no respondo. Salta corre en el campo y me preguntasin hablar y sus ojos son dos preguntas húmedas, dos llamas líquidas que interrogan y no respondo, no respondo porque no sé, no puedo nada.”Pablo Neruda.
EL MOVIMIENTO PRO LIBERTAD DE LOS ANIMALESSe han producido en los últimos años una serie de discusiones en torno al tema de la liberación de los animales y ello en conexión con los diversos movimientos de liberación actuales; de éstos, la gran mayoría son interhumanos (liberación de los oprimidos, sea en lo económico, en lo político, en lo nacional, etc.; liberación de la mujer...). El movimiento pro libertad de los animales es, por así decir, intra-vida, y se refiere a su independencia frente a la especie humana o a grupos de humanos que adoptan -conscientemente o no- la actitud denominada “especieísmo”.
Hay muy diversos ejemplos de la expresión o subyugación a que los animales se ven sometidos. En principio parece que estos ejemplos deberían incluir alguna acción que supusiera el alejamiento del animal de su hábitat natural, pero de acuerdo con esto, domesticar animales sería opresión -y esto parece excesivo a muchos-. Y aun excluyendo el caso de los animales domésticos, hay muchas formas de tratar a los animales que suponen opresión o mal trato. Hay quienes piensan que sacrificar animales para alimentarse es injusto, ya que el hombre no es necesariamente carnívoro, y se puede obtener proteínas de otros alimentos. Otros aceptan que se coma carne siempre y cuando los animales sean sacrificados en condiciones que eliminen o reduzcan al máximo dolor y el sufrimiento. Entre los que defienden la liberación de los animales, es común la negativa a que se les sacrifique para elaborar cosméticos -que pueden fabricarse con otras materias primas- o abrigos de piel, que consideran un lujo. También hay acuerdo frente a lo que supone el someterlos a experimentos -sean biológicos, médicos o de comportamientos-, ya que ninguno de ellos está bajo control estricto. Incluso cuando sea razonable utilizarlos para la experimentación biológica o médica, ha de hacerse bajo condición de que no sean atormentados.
El tema está en conexión con el de los derechos de los animales, ya que si alguien defiende su libertad es de suponer que cree que son sujetos de este derecho; se plantea la cuestión de si es al mismo nivel que el hombre, y en general la respuesta es negativa. Una cosa es que los animales sean sujetos de derechos, y otra muy distinta que lo sean en igualdad de niveles con el ser humano. Cada especie tiene sus características propias y sus correspondientes derechos, pero es importante determinar si hay o no unos derechos básicos, comunes al hombre y, al menos, a algunas especies -como mamíferos y pájaros, por ejemplo-, y si estos derechos se fundan, en último término, en una igualdad básica que sería la “igualdad de los vivientes”.
Jeremy Bentham manifestaba la opinión de que “puede llegar el día en que la población animal recupere esos derechos que nunca se le hubiesen arrebatado de no ser por la fuerza”. Según Bentham esos derechos se apoyan en la noción de una característica común a los hombres y animales. Si antes -y ahora- se mantenía que la razón y el lenguaje distinguían al hombre del animal y le conferían derechos superiores, Bentham arguye que un perro adulto es más racional que un niño de un día, un mes e incluso un año. La cuestión, para Bentham, no radica en la capacidad de pensar o de hablar, sino en la capacidad de sufrir, al igual que los humanos, y uno cree que debe evitarse el sufrimiento, todo viviente tiene derecho a que no se le maltrate.
Hablando con propiedad, el sufrimiento es una manifestación como el gozo de la sensibilidad. Admite mejor la generalización esta característica de ser “sentientes”, o capaz de sentir, que la de ser capaz de sufrimiento. De hecho, la mayor parte de los animales son -al igual que el hombre- realidades “sentientes”.
De acuerdo con la teoría de Bentham, Peter Singer, afirmaba que “la capacidad de sentir... es el único límite defendible en interés de los demás”. La posible defensa de los animales deriva su condición de sentiente. Por lo tanto, la simple aplicación del “principio de igualdad” sería, según Singer, suficiente para justificar la petición de no dañar -o dañar lo menos posible- a todo ser capaz de sentir, incluidos los animales. Ello no significa, como ya se ha dicho antes, que todos los seres con vida tengan el mismo valor, sino solamente que el “especieísmo” no constituye criterio suficiente para atentar contra la vida de nadie. En otras palabras -y precisamente porque el ser humano se distingue de los otros vivientes-, no hay justificación para que los tratemos sin considerar sus intereses y derechos. Y como dijo el poeta: “Os amo / libres / lejos de la escopeta y de la jaula”.
Francisco Arias Solis
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