Blogia
Francisco Arias Solís

CONCURSO DE CANTE HONDO EN GRANADA POR FRANCISCO ARIAS SOLIS

 EN EL 85º ANIVERSARIO DEL CONCURSO DE CANTE JONDO DE GRANADA ¡Ay, petenera gitana! ¡Yayay petenera!Tu entierro no tuvo niñas buenas.”

 Federico García Lorca.

 EL AUTENTICO CANTE 

No hace mucho, se realizó una encuesta en España para recoger opiniones de personas relacionadas con el arte flamenco (“Cantaores”, “tocaores”, aficionados, etc.) sobre el papel de Falla en la expansión y revitalización del cante, y solamente ocho de cincuenta interrogados supieron contestar con precisión, es decir, sólo el dieciséis por ciento de los encuestados conocía la relación Falla-flamenco. Para los restantes, Falla era únicamente un gran músico español; incluso algunos -bien es verdad que los menos- ignoraban la existencia del genio. La encuesta no pudo ser más desoladora ya que todos los encuestados, como se ha dicho, estaban, directa o indirectamente, relacionados con el mundo flamenco.

 

Nunca se ha subrayado suficientemente la influencia de Manuel de Falla en el flamenco ni se ha reconocido la trascendencia que tuvo su decisión de celebrar aquel primer concurso del “Cante Jondo” en Granada, para restituir “a la canción andaluza toda su belleza”.

 Desde muy pequeño, el gran músico gaditano sentía un enorme entusiasmo por “el cante jondo” y en él buscó su fuente de inspiración, llevando al pentagrama aquellos sones que le impresionaron en su infancia. No es extraño que así le sucediera siendo Cádiz, su ciudad natal, la cuna del cante. Sin olvidar la tendencia que desde pequeño mostró hacia lo gitano y lo flamenco. En Cádiz escuchó y aprendió los mejores cantes. Luego, como dijo Juan Ramón Jiménez, “Falla se fue a Granada por silencio y tiempo, y Granada le sobredió armonía y eternidad”. 

En Granada, Falla meditó sobre aquellos cantes que había escuchado en Cádiz y temió su desaparición. Una tertulia entrañable se forma alrededor de aquel hombre sencillo, cordial, austero, especialmente respetuoso con todos. Y, naturalmente, entre aquellos Federico García Lorca. Con él, con Andrés Segovia, con Jofré, Manuel Angeles Ortíz, Miguel Cerón se organiza aquel famoso concurso de Cante Jondo. Fue un intento de purificar y descubrir lo que todavía quedaba de auténtico en el flamenco, cuya preocupación no solamente rondaba por la mente de Falla, sino de algunos músicos rusos, desde Glinka a Strawinsky.

  Manuel de Falla y Federico García Lorca prestan el inapreciable servicio de buscar para darle nueva luz, el auténtico cante. Junto a ellos, toda una pléyade de artistas y escritores con inquietudes, y en primerísima fila, Manuel Angeles Ortiz. Federico y Angeles Ortiz recorren prácticamente toda Andalucía y especialmente su tierra granadina en busca de aquellos que cantasen con pureza de estilo. De esta forma, y con la inapreciable ayuda de Falla, sale a la superficie todo un inmenso caudal lírico folklórico que vegetaba y, lo que es peor, se iba perdiendo y adulterando. 

En el Corpus de 1922, en la plaza de los Aljibes de la Alhambra, tenía lugar el concurso de Cante Jondo. Fue el día de San Antonio, es decir, un día 13 de junio, sin temor a mal-fario. Llegaron Zuloaga y Rusiñol. Los cuadros del pintor vasco decoraron la plaza. Estuvieron Juan Ramón Jiménez, Federico García Sanchiz, Turina, Mauricio Legendre, Ramón Gómez de la Serna, Adolfo Salazar, Enrique Díez Canedo, los duques de Alba, Edgar Neville, Ramón Pérez de Ayala, Kurt Schindler, director de la Schola Cantorum; Leig Henry, director de la revista musical Fanfare; John Brandle Trend, enviado especial del Times y Music and Letters, etc.

 

Participaron en el célebre concurso Antonio Chacón, Manolo Caracol, Diego Bermudez “el Tenazas”... Fuera de concurso, cantó Manuel Torre, del que decía García Lorca que era “el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido”. Escuchando al propio Falla su “Nocturno del Generalife”, Manuel Torre dijo esta espléndida frase: “Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende”. Y no hay verdad más grande.

 Hubo una verdadera polémica en la prensa en torno al concurso. Se vociferó contra él y se le alabó; ambas cosas desenfrenadamente. La realidad es que fue un intento -el de más envergadura- para salvar los cantes primitivos andaluces. García Sanchiz, recordaba luego las saetas de un sobrino de “el Gallo”, el torero; Gómez de la Serna se acordaba del tamaño y color de la falda de “la Macarrona”, que se atenía a la medida antigua y de su baile hondo, único, inimitable. Manuel de Falla estaba satisfecho. 

El nombre de Falla estará por siempre, unido al mundo del flamenco. Investigador “de punta” en aquellos tiempos, trató de encontrar los orígenes del cante y su influencia en el arte musical europeo; compositor e intérprete innegable, inmortalizó obras de enorme sabor flamenco; promotor y revitalizador del cante luchó contra viento y marea para llevar a buen fin aquel Gran Concurso de Granada del año 22. Y como decía el gaditano universal: “Muchas obras españolas deben su existencia -y en muchos casos su gloria- al empleo más o menos directo de la música propia del pueblo andaluz o a las sugestiones motivadas por ella”.

 

Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias

  

Por esa libertad bella como la vida.

Aviso: Se ruega a los internautas que pongan en sus páginas el logotipo o banner de Internautas por la Paz y la Libertad que figura en la URL:
http://www.arrakis.es/~aarias/internau.htm

 

Gracias.

0 comentarios