VICENTE ALEIXANDRE POR FRANCISCO ARIAS SOLIS
Pero no huele.”
Vicente Aleixandre.
LA VOZ MILAGROSA DE LA POESIA
“Cada día está más claro -decía Aleixandre- que toda poesía lleva consigo una moral”. La responsabilidad del escritor está sentida por Aleixandre de manera profunda. Su propia actitud durante tantos años no ha hecho sino rubricar su rigor poético con una conducta humana absolutamente ejemplar.
Todo lo hacía bello, poéticamente, sólo con mirarlo. El universo era una figuración suya perfeccionado en cada instante por su lírico empeño. Poseía la virtud diamantina de cortar el cristal sin romperlo y sin herirse; se aislaba sobre sus cristales, para obtener, como el sonido musical, la belleza pura y exacta.
“Yo soy un sevillano con recuerdos de niño malagueño”, decía Vicente Aleixandre, que nació en Sevilla, el 26 de abril de 1898, y se crió en Málaga. “Nací a la luz -añadía Aleixandre-, e incluso a los libros, en Málaga -otro modo de nacer-, porque allí aprendí a leer que es el segundo nacimiento”. En Málaga, desde la enseñanza primaria fue compañero y amigo de Emilio Prados. La amistad más antigua de la generación del 27.
En 1909, el padre de Vicente Aleixandre que era ingeniero de ferrocarriles, se puso enfermo y tuvo que trasladarse a Madrid. Allí Vicente Aleixandre fue al Colegio Teresiano, un colegio que era laico. A los quince años era bachiller.
Estudió las carreras de Derecho y Comercio. Fue profesor de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio madrileña. Pero una grave enfermedad le obligó a abandonar toda la actividad pública durante años. Fue premio Nacional de Literatura en 1934. En 1949 fue nombrado miembro de la Real Academia Española y en 1977 se le concede el premio Nobel de Literatura. Su casa, situada en la calle Velintonia, de Madrid, fue, en los últimos años de su vida, centro de reunión de intelectuales y jóvenes poetas, a los que nunca negó el apoyo. Este era su consejo: “Para escribir, leer; para escribir poesía, leer buena prosa”.
Por los años cincuenta, estudiantes de la Universidad de Madrid quisieron celebrar unos actos en memoria de Antonio Machado. Contaron para ello con la colaboración de cuatro o cinco poetas, cuyas actuaciones se vieron cercadas por la coerción desde el Poder. Los estudiantes promovieron la contrarréplica de un homenaje para aquellos poetas colaboradores de sus jornadas machadianas. Vicente Aleixandre, siempre al día de todo acontecer y nunca al margen de toda significación de libertad, envió para aquel homenaje una cuartilla. Las siniestras autoridades frustraron nuevamente el desarrollo de la reunión, y la cuartilla no se hizo lectura. En ella se decía: “No envío mi adhesión esta vez a un festejo por el éxito de un libro de hermosos poemas, sino a un acto positivo que subraya lo que la poesía es hoy ante todo: una toma de conciencia. Y en la ocasión presente, en acción, una conducta”.
Aleixandre tuvo el primer contacto con la poesía a través de Rubén Darío. “Fue para mí no sólo la lectura de este gran poeta -dice Aleixandre- sino la revelación de la poesía”. Inmediatamente después se puso a leer a Antonio Machado y a Juan Ramón Jiménez.
Empezó a escribir en el año 1918 pero no publicó nada hasta el año 1926. En enero de 1928, aparece su primer libro Ámbito, publicado por la revista Litoral. Alberti escribió: “El poeta que a partir de Ámbito iba a señalarse como uno de los primeros de nuestra generación”.
Pasión de la tierra fue su segundo libro, después se publica Espadas como labios. Más tarde aparece La destrucción o el amor, premio Nacional de Literatura en 1935. Miguel Hernández le escribe a Aleixandre una carta en la que le dice: “He visto su libro La destrucción o el amor; no puedo adquirirlo. Si usted pudiera darme un ejemplar yo le quedaría muy reconocido”. Aleixandre le dio el libro y simpatizaron pronto. Después de la guerra, en el año 1941, aguardando el tren que le llevaría desde la prisión de Ocaña a la de Alicante, Miguel Hernández le escribe otra carta en la que le dice: “Tu libro es como mi niño; creciente, y este mundo es un zapato harto pequeño para tu libro, mi niño y yo”.
En 1944 aparece un nuevo libro Sombra del paraíso. A este le siguen: Nacimiento último, Historia del corazón, En un vasto dominio, Poemas de la consumación, Dos vidas, Antología del mar y de la noche, Sonido de la guerra, Diálogos del conocimiento, etc. De su producción en prosa destaca Pasión de la tierra, En la vida del poeta. El amor y su poesía, Algunos caracteres de la nueva poesía española, Los encuentros y Picasso.La trayectoria total de Aleixandre en su poesía puede ser vista, en su conjunto, como una aventura voluntariamente dirigida hacia el conocimiento. El poeta andaluz, llega, en el tramo último de su obra a hacer de esa rigurosa problemática, la del conocimiento, uno de los temas centrales y orgánicos de su quehacer poético. Sin embargo, el poeta no escapará al mundo ideal elaborado, mundo en que se encierra una aventura estética y poética.
Dámaso Alonso dijo de Aleixandre: “En él se unen los signos de un arte nuevo y los nítidos destellos de una altísima calidad literaria”. El admirable poeta murió en Madrid en 1984. “La poesía es para mí, en mí -decía Aleixandre-, cifra de la vida, aire, cielo y sueño, sangre también, es desgarrón en lo infinito...” Allí donde él esté, sea sombra o memoria, está también el milagro de la poesía.
Francisco Arias Solis
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